Cómo saber y qué hacer si tu bebé está enfermo

Los padres primerizos pasan gran parte de su tiempo preocupados sobre qué hacer si su bebé se pone enfermo. ¿Cómo saber si el bebé está enfermo? ¿Qué hacer? Afortunadamente, si dedicas un poco de tu tiempo a aprender cuáles son los signos de las posibles enfermedades del niño, sentirás un mayor control cuando éstas aparezcan. Esta lista de síntomas te ayudará a determinar cuándo observar y esperar y cuándo llamar al pediatra o acudir a un servicio de urgencias. Mantener a su bebé lo más sano posible es una labor que realizas en conjunto con tu pediatra. Recuerda que todos los pediatras y profesionales de salud desean ayudar y tú nunca debes dudar en buscar su consejo o atención profesional cuando tengas alguna inquietud.

Cuando llames a tu pediatra para comentarle los signos de posible enfermedad del niño:

  • ¿Qué decir? Prepárate para informar de forma precisa sobre los síntomas del niño.

  • Durante cuánto tiempo se ha mantenido esta situación.

  • Informa de cuánto tiempo hace que han empezado los síntomas.

  • Si llamas a un servicio de urgencias, tendrás que dar más antecedentes al médico de guardia, que no conoce a tu hijo. Di la edad del niño y describe las condiciones previas o cualquier duda con respecto a su salud.

  • Mantén la calma y especifica lo máximo posible.

  • Generalmente, el pediatra deseará saber si el niño tiene fiebre, cuál es la temperatura y durante cuánto tiempo se ha mantenido elevada. Toma la temperatura al niño antes de llamar, a menos que sea una verdadera emergencia. Con respecto a los bebés pequeños, especialmente los menores de 3 meses, la fiebre ha de ser siempre un motivo de consulta urgente, dado que en esta edad las causas de la misma pueden tener mayores repercusiones. Por ello, los diferenciamos de los bebés mayores a la hora de describir los signos de enfermedad.

Lista de síntomas graves

Si el niño tiene alguno de estos síntomas, llama inmediatamente al pediatra. Todos estos síntomas requieren atención inmediata:

  • Tortícolis.

  • Fontanela abultada: si la parte superior del cráneo, de consistencia habitualmente blanda, se hincha y se endurece cuando se mantiene al bebé sentado o cuando está quieto.

  • Letargia: si es difícil despertar a tu bebé o no te responde.

  • Fiebre sobre 40º C.

  • Abdomen o testículos dolorosos e hinchados.

  • Manchas en la piel de color rojo o púrpura, que no "se borran" al estirar la zona de piel por los lados de la mancha (no hematomas, excepto si se presentan alrededor de la cabeza).

  • Deja de caminar.

  • Llora intensamente cuando lo tocan o mueven.

  • Labios azulados que no mejoran cuando se los frota o calienta.

  • Hace ruidos al respirar cuando está en reposo.

  • Respira más de 60 veces por minuto, presenta una respiración forzada o jadeos audibles.

  • Llora inconsolablemente durante más de dos o tres horas seguidas.

Signos de enfermedad en bebés de menos de 3 meses:

Las enfermedades en bebés de menos de tres meses requieren atención especial. Los signos pueden ser sutiles y confusos, y la enfermedad puede empeorar mucho más rápido en comparación con los niños más mayores. Si bien es raro que se presente una enfermedad grave, es conveniente contar con algunas pautas especiales.

A continuación, se presentan algunos signos que se deben considerar:       

Fiebre

La fiebre en un bebé pequeño debe ser tomada en serio. Las temperaturas rectales mayores a 38º C se consideran elevadas. No utilices termómetros timpánicos a esta edad. Usa un termómetro rectal o axilar. Si la temperatura de tu bebé es elevada, quita una capa de ropa y controla la temperatura nuevamente dentro de unos 15 a 20 minutos. Si la temperatura no ha vuelto a su nivel normal, llama a tu pediatra o acude a un  servicio de urgencias.

Podría no ser de importancia o quizá un simple resfriado, pero igualmente deben tomarse precauciones. Prepárate para informar si tu bebé come bien, si despierta fácilmente, si está alerta o muestra cualquier otro signo de enfermedad.

En bebés muy pequeños, es más probable que una fiebre se deba a un exceso de ropa que a una enfermedad, sobre todo si no se acompaña de otros síntomas. Además, informa al pediatra sobre si tu bebé ha estado expuesto a alguna enfermedad en las últimas semanas y si tiene algún problema crónico de salud. No le des paracetamol ni ibuprofeno a esta edad. Sigue el consejo del pediatra en lo referente a evaluación y tratamiento.   

Baja temperatura

Los bebés muy pequeños pueden reaccionar ante una infección con un descenso de la temperatura. Si su temperatura es menor a 36,3º C, arrópalo y controla su temperatura nuevamente dentro de unos 15 a 20 minutos. Si su temperatura no aumenta o si lo hace sólo durante poco tiempo, a pesar de estar vestido de manera apropiada, llama inmediatamente al pediatra. Informa de cualquier otro signo de enfermedad o exposición a enfermedades tal como se señaló anteriormente.

Respiración rápida

Los bebés pequeños reaccionan de la misma forma que los bebés mayores cuando tienen problemas respiratorios, es decir, respiran más rápido y de forma agitada, usando músculos accesorios, con sensación de "esfuerzo". Sin embargo, se agotan más pronto, lo cual puede comprometer su oxigenación y, en último extremo, su función cardiaca.

Más de 60 respiraciones por minuto, de forma mantenida, se considera rápido para un bebé pequeño. Llama a tu pediatra si descubres que tu bebé respira rápidamente o si el espacio que hay entre o debajo de sus costillas se hunde con cada inspiración. Para poder comprobar esto, levanta su ropa.   

Rechazo del alimento

De vez en cuando, todos los bebés dejan de alimentarse bien. Sin embargo, si tu bebé deja de comer bien en más de 2 tomas seguidas y esto implica un verdadero cambio para él, es momento de comunicarlo al pediatra. Hazlo también si el bebé muestra otros signos de malestar o no se despierta para alimentarse.   

Vómitos

La mayoría de los bebés regurgita y algunos vomitan de vez en cuando. Si el bebé expulsa una cucharada o más de vómito, si el vómito ocurre dos veces seguidas o si muestra otros signos de enfermedad, llama al pediatra. Los vómitos de color verdoso y los vómitos "a chorro" (explosivos), que manchan la pared, son más preocupantes.   

El bebé no orina

Si un bebé pequeño pasa más de seis horas sin orinar o no ha mojado seis pañales en 24 horas después del primer día de vida, puede estar deshidratándose. Algunos de los pañales existentes en el mercado son altamente absorbentes y parecerán secos al tocar su parte interior (éstos mantienen la humedad alejada de la piel de tu bebé). Si te preocupa que tu bebé no esté orinando, pon un trozo de papel absorbente dentro del pañal durante cuatro a seis horas y revisa frecuentemente si está húmedo. Si el papel se mantiene seco, llama inmediatamente al pediatra.       

Signos de enfermedad en bebés de más de 3 meses:

Esta será la observación más importante al momento de evaluar si tu bebé está o no enfermo, pero, desafortunadamente, es la más difícil de determinar. Si le dices a tu pediatra que tu bebé "no se comporta de forma normal", ésa es una información muy importante. Por el contrario, si observas que tu bebé se comporta bien a pesar de tener fiebre o sarpullidos, es menos probable que tenga una enfermedad grave.

¿Qué significa "no comportarse de forma normal"?  Éstas son algunas características que se pueden observar:

El bebé "parece estar enfermo"

  • El niño no sonríe ni juega normalmente.

  • No puedes consolarlo de la forma habitual.

  • No quiere separarse de ti.

  • Está somnoliento en momentos en que normalmente estaría despierto.

Fiebre

El niño tiene fiebre cuando su temperatura rectal supera los 38º C o si la axilar es mayor a los 37º C. No tomes la temperatura bucal en menores de 4 años. La temperatura del oído corresponde aproximadamente a la temperatura del recto si se toma correctamente en bebés mayores de 3 meses.

El hecho de que haya fiebre significa que el niño está combatiendo una infección, pero no significa que tu bebé esté gravemente enfermo. La fiebre es parte del mecanismo de defensa del cuerpo contra las enfermedades leves comunes de la niñez. Las temperaturas bajas pueden ser causadas por abrigar demasiado a los niños o incluso por darles bebidas muy calientes.

La fiebre muy alta (mayor a 40º C) puede causar otros problemas médicos en sí y se debe bajar inmediatamente. Como regla general, la fiebre superior a 39,4º C indica una enfermedad más grave que la fiebre inferior a 39,4º C. Sin embargo es más importante la sensación global de enfermedad del niño y la afección de su estado general, que la temperatura. Siempre controla la temperatura de tu bebé si piensas que está enfermo para informar a su pediatra en el momento de la visita o llamada.

Si tu bebé tiene más de 3 meses, puedes darle paracetamol o ibuprofeno para bajar la fiebre o el malestar y, si lo deseas, revisa el envase para comprobar la dosis según la edad y el peso de tu bebé. No le des aspirina. Los baños con agua tibia también disminuyen la fiebre en niños, pero no son recomendables si la fiebre no es elevada (menos de 40º C) o si el pequeño presenta escalofríos. Si el niño tiene escalofríos y la piel de gallina significa que el cuerpo está realmente aumentando su temperatura. No utilices friegas con alcohol, baños ni compresas frías. Estos medios enfriarán a los niños pequeños o le provocarán escalofríos que elevarán su temperatura.

Vómitos

El vómito es una expulsión forzada del contenido del estómago, diferente de las regurgitaciones de unos cuantos bocados de comida, lo que los bebés hacen con frecuencia. En ocasiones, los niños expulsan mucosidades si tienen tos. Los niños tragan, no expulsan con la tos, las secreciones que son parte de una enfermedad respiratoria.

Generalmente, el vómito acompaña a enfermedades virales similares al resfriado o tipo gastroenteritis, o puede implicar que algún alimento "le ha sentado mal", o tiene intolerancia al mismo. Tendrás que observar cuidadosamente sus características y evolución. Una serie de vómitos frecuentes dura, por lo general, de 8 a 12 horas como máximo. Éste es un problema mayor en niños más pequeños, ya que se deshidratan con mayor rapidez.

  • Los vómitos son graves y requieren atención médica inmediata si:

  • Tu bebé además "se ve enfermo".

  • Es difícil despertar al niño o parece confundido cuando está despierto.

  • Los vómitos contienen sangre que no proviene de cortes en la boca o de una hemorragia nasal.

  • Los vómitos son de color amarillo claro o verde.

  • El abdomen de tu bebé está hinchado, y el niño parece tener dolor abdominal durante más de tres horas.

  • Tu bebé ha ingerido algo potencialmente tóxico. Nota: si el pediatra o el centro toxicológico te han indicado darle jarabe de ipecacuana, entonces el vómito es la respuesta deseada.

  • El niño ha sufrido un golpe en la cabeza. Muchos niños vomitan inmediatamente después del golpe. Sin embargo, has de preocuparte si los vómitos continúan y están acompañados de somnolencia o una conducta inusual.

  • Tu bebé presenta signos de deshidratación, por ejemplo:

  • No orina durante un período de seis a ocho horas.

  • No llora con lágrimas.

  • Tiene la boca y ojos secos.

  • La fontanela (parte superior del cráneo, entre los huesos) se hunde cuando el bebé está acostado.

Deshidratación

Tu bebé corre el riesgo de deshidratarse si:

  • Es incapaz de retener líquidos claros, incluso cuando se le dan pequeñas cantidades y a menudo.

  • Los vómitos están acompañados de deposiciones  líquidas, más de 8-10 en 24 horas.

  • Rechaza beber cualquier líquido.

  • Los vómitos duran más de ocho horas en bebés de menos de 6 meses o más de 12 horas en un bebé mayor o niño pequeño.

Qué puedes hacer :

Si el niño no puede retener líquidos, intenta darle de una cucharadita a una cucharada de líquido claro o una solución electrolítica preparada y nada más. Espera 15 minutos para darle el próximo sorbo, incluso si parece poder tomar más. Luego duplica la cantidad.Una solución electrolítica preparada es lo mejor, pero también puedes utilizar zumos naturales, o agua con azúcar. Dale al niño sólo estos líquidos durante seis a ocho horas, siempre que no tenga vómitos. Aliméntalo con comida blanda durante un período de ocho a doce horas más y luego vuelve a su dieta habitual. Si lo estás amamantando, continúa haciéndolo, aumentando la frecuencia, pero en menor cantidad.

Estreñimiento

Aunque los padres y los abuelos se inquietan un poco por la falta de deposiciones, rara vez el estreñimiento es un problema serio. El tratamiento se indica solamente si las deposiciones son muy compactas y dolorosas. Algunos niños pueden hacer deposiciones sólo una vez cada varios días e incluso hasta cuatro o cinco días y seguiría siendo normal. Por lo general, un simple cambio de dieta solucionará el problema. En el caso de los bebés, puedes darle agua después de alimentarlos. Si toman zumo, puede darles zumo de naranja. Para los bebés que consumen alimentos sólidos, puedes añadir algún alimento con fibra adicional, como avena o cebada y puré de frutas o verduras. También deberías dar más líquidos a tu bebé. La clave para tener deposiciones más regulares es consumir siempre alimentos con más fibra y beber más líquidos.

Problemas respiratorios

Revisa si tu bebé respira rápidamente después de limpiar su nariz y cuando se encuentra tranquilo. Una respiración rápida o forzada persistente generalmente indica problemas pulmonares (bronquitis, bronquiolitis) y requiere atención médica. 

La velocidad normal de respiración de los bebés es de entre 40 y 50 inspiraciones por minuto (consultar la sección sobre bebés más pequeños que aparece más arriba). Tener más de 60 inspiraciones por minuto de forma mantenida no es normal. Para determinar la velocidad de respiración del niño, limpia su nariz y obsérvalo respirar mientras está tranquilo. Los bebés tienen una respiración irregular, pero las pausas de más de 10 segundos no son normales. Si tu bebé tiene los labios azulados o ha dejado de respirar durante 10 segundos o más, pero se ha recuperado, acude de inmediato al servicio de urgencias. Si no se recupera, llama de inmediato al servicio de urgencias domiciliarias.

De vez en cuando, los bebés hacen una gran cantidad de ruidos extraños al respirar. Si tu bebé está enfermo y hace ruidos extraños, será muy útil para tu pediatra si puedes describir el sonido. A veces, la respiración ruidosa en bebés y niños pequeños corresponde más bien a gemidos o a "sibilancias".

Los primeros suenan como una 'E' y los segundos como un silbido áspero cuando tu hijo exhala o expulsa el aire. Son signo de enfermedades pulmonares (bronquitis, asma...). También puede ser signo de que tu bebé se haya tragado (atragantado) algún objeto que ahora se encuentra en la tráquea o los bronquios.

También puede tratarse de un estridor (jadeo intenso al coger aire), que suele iniciarse de forma súbita. Llama al pediatra o acude a urgencias si:

Sonidos extraños al respirar

  • Ésta es la primera vez que jadea.

  • El bebé es menor de 6 meses.

  • El jadeo empeora o se acompaña de fiebre, babeo, con sensación de "hambre de aire".

  • Hay cualquier cambio de color en el bebé.

Tos y mucosidad

Si la respiración del niño está calmada, no presenta jadeos y no hay síntomas graves, puedes probar algunos remedios caseros. Límpiale la nariz si parece estar incómodo. En el caso de los bebés un poco mayores, puedes usar unas pocas gotas de solución salina (agua con sal) para soltar la mucosidad antes de extraerla con una perita nasal. En el caso de los niños pequeños, simplemente limpia con un pañuelo desechable suave.

Cambio de color de la piel: enrojecimiento, palidez, cianosis (azul), ictericia (amarillo).

Muchos recién nacidos tienen las manos o los pies azulados debido a que su sistema circulatorio aún no ha madurado del todo. Los bebés y niños mayores no presentan este fenómeno, a menos que tengan frío, estén aguantando la respiración o tengan un problema respiratorio o cardíaco. Los labios, las manos o los pies azulados en un bebé mayor no son una buena señal y requieren atención médica inmediata. Algunos niños adquieren un tono azulado cuando aguantan la respiración en una rabieta ("espasmos del llanto"), pero se normaliza una vez que comienzan a respirar nuevamente. No hay de qué preocuparse. La coloración azulada puede aparecer ocasionalmente si un niño tiene frío, por ejemplo, cuando ha estado nadando demasiado tiempo. En ese caso, lo único que necesita es una toalla y un abrazo. La palidez puede ser un signo de anemia u otra enfermedad. Revisa la boca del niño o el interior de sus párpados; éstos han de ser de un color intenso entre rojo y rosado. Si no es así, informa a tu pediatra durante una visita programada o antes si hay otros síntomas. El color rojo puede ser una señal de acaloramiento, relacionado con fiebre o un sarpullido. Tómale la temperatura al niño y revisa su cuerpo cuidadosamente. Puede estar demasiado abrigado. Comprueba si es así y llévalo a un lugar fresco. La piel de color amarillo es señal de que el niño tiene ictericia. Esta última es muy común en recién nacidos, aunque debes hacérselo saber a tu pediatra. En bebés mayores, la piel amarilla puede ser signo de un problema hepático. Por el contrario, un color amarillo anaranjado suele significar que tu bebé come gran cantidad de zanahorias; en este caso no hay de qué preocuparse, pero quizá desees considerar un cambio de dieta.   

Llanto agudo e inconsolable que dura dos a tres horas

Por lo general, esto significa que el niño tiene dolor intenso o tiene un problema neurológico. Este llanto es cualitativamente diferente al llanto normal de todos los bebés, incluso si tienen cólicos. Es un chillido agudo y no parece terminar nunca.

Debilidad

Si el niño de repente se pone muy débil, "como un muñeco de trapo" y es incapaz de mantener erguida su cabeza, sentarse o alcanzar un juguete, llama inmediatamente al pediatra o acude a urgencias. Estos síntomas repentinos pueden ser muy graves.   

Una erupción en la piel puede ser el signo de una enfermedad o sencillamente signos de picaduras de insectos, irritación o una alergia. Si tu hijo no está enfermo, no hay necesidad de realizar una llamada urgente, a menos que tu hijo tenga:

Diarrea persistente

La diarrea, definida por la expulsión frecuente de heces pastosas o líquidas, generalmente dura varios días o una semana y mejora espontáneamente con el tiempo, o con una cantidad adicional de líquidos. Los cambios dietéticos (dietas astringentes, leche sin lactosa...) no son necesarios en diarreas de corta duración. Si la diarrea persiste durante cinco o seis días, contacta con tu pediatra. Observa la presencia de signos de deshidratación.

La aparición de sangre o pus en las heces, también requiere atención inmediata (a menos que sea una pequeña cantidad de sangre rojo brillante proveniente de una pequeña herida en el ano).

Si las heces del niño son verdes o muy líquidas y explosivas, indica que han pasado con mucha rapidez desde el duodeno (parte superior del intestino delgado). Es muy probable que este tipo de diarrea, ya sea severa o moderada, irrite el área del pañal.

Mantén el área del pañal limpia y protegida con vaselina o pasta lassar, aplicada directamente en el área afectada o en el mismo pañal. Para todos los tipos de diarrea, haz beber con frecuencia líquidos claros o una solución electrolítica preparada en pequeñas cantidades. Mantener al niño hidratado es la clave para controlar la diarrea. El principal problema causado por la diarrea es la pérdida adicional de líquido que puede provocar deshidratación.

Esto es lo que puedes hacer:

Si el niño tiene deposiciones pastosas o semilíquidas, deja de darle productos lácteos por lo menos durante tres a cinco días. Hazle beber una gran cantidad de líquidos claros (también sirven las paletas de helado). Comienza a alimentarlo con alimentos sólidos como galletas, tostadas, arroz, plátanos, puré de manzana, sopas, pastas simples y fideos.

Agrega lentamente carne, verduras y huevos. Si le vuelve a dar diarrea, retrocede al primer paso de la dieta. Deja de darle productos lácteos por lo menos durante tres a cinco días si la diarrea se alarga más de 4-5 días. No le des a tu bebé infusiones de hierbas o cualquiera de los remedios que se venden sin receta médica para combatir la diarrea. Estas medicinas para adultos o niños mayores pueden ser muy dañinas para los bebés o los niños pequeños.

  • En el caso de niños que sólo presenten heces blandas y poco compactas, haz beber un poco de agua adicional, leche materna o leche de iniciación cada vez que alimentes a tu hijo. Evita el zumo de fruta.

  • Si las heces son realmente líquidas, utiliza una de las soluciones electrolíticas preparadas, administrada con cierta frecuencia (de 15 a 30 minutos) y en cantidades pequeñas (de una a 3 cucharaditas cada 10-30 minutos durante más o menos 24 horas).

  • Si no tienes a mano una solución electrolítica preparada, puedes utilizar bebidas para deportistas (isotónicas). Si estás amamantando a tu bebé, sigue haciéndolo. Si tu bebé comienza a mejorar y come alimentos sólidos, evita los que sean laxantes (verdura verde...).

Sarpullido

  • Una erupción púrpura de pequeños puntos o manchas, que además no "se borran" al estirar la piel desde los bordes.

  • Grandes manchas rojas que indican urticaria o una respuesta alérgica que puede necesitar tratamiento.

Dolor agudo

Un grito agudo, un niño completamente inconsolable o sensibilidad al tocar cualquier parte del cuerpo deben ser considerados seriamente. Llama al pediatra si observas alguno de estos signos.   

Rechazo a caminar en niños que caminan

Cuando el niño se niega a cargar peso en su(s) pierna(s) o cojea repentinamente, esto podría indicar problemas en las articulaciones o huesos. Si está demasiado débil para mantenerse de pie o parece cojear, también debe ser examinado inmediatamente. Estos consejos no se aplican a niños que están enfermos o cansados y sólo desean que los cojan en brazos. Si camina inclinado hacia adelante, puede tener un problema abdominal.   

Dolor abdominal

Esto incluye una repentina sensación de dolor o hinchazón del abdomen o del escroto. Ambas son emergencias reales que requieren atención médica. Lleva al niño a un servicio de urgencias si no puedes contactar con tu pediatra. A algunos niños se les presenta dolor abdominal cuando tienen estreñimiento, pero esta clase de dolor aparece lentamente y se alivia cuando el niño realiza deposiciones. Solicita una cita con tu pediatra si éste es un problema crónico o un problema para el que no sirven ni el líquido ni la fibra adicionales para un niño pequeño.   

Pérdida de conciencia

En cualquier caso, esto requiere atención médica inmediata. Llama inmediatamente al servicio de urgencias domiciliarias de tu localidad.

* Artículo realizado por la Dra. Suzanne Dixon.

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