La otitis media en niños de 0 a 36 meses

La otitis media aguda es la infección del oído medio causada por bacterias o virus que entran hasta el espacio aéreo del oído medio a partir de la garganta y nariz, a través de la Trompa de Eustaquio. Una vez allí, empiezan a multiplicarse produciendo un cúmulo de moco y pus que aumenta la presión en el interior del oído y distiende el tímpano, que aparece abombado y rojo cuando el pediatra lo observa con el otoscopio. Esta presión o inflamación de la otitis media es lo que le produce dolor al niño.

Casi la mitad de los niños padecen alguna infección de oído durante su primer año de vida. Muchos serán propensos a tener recurrencias, particularmente aquellos cuyos padres o hermanos hayan padecido el mismo problema durante la infancia.

Las infecciones de oído son también 4 ó 5 veces más frecuentes en niños que acuden a guarderías desde muy pequeños, aquellos con problemas alérgicos y aquellos cuyos padres fuman en casa. Muchas infecciones de oído suelen acompañar a los resfriados de nariz y garganta o suceden después, por lo que son más frecuentes durante el invierno.

La enfermedad

El dolor es el síntoma más común de las infecciones del oído medio. En algunos casos es muy leve, mientras que en otros puede ser muy importante y provocar un llanto continuo en el niño.

En lactantes pequeños puede ocasionar una intranquilidad especial: el estar "más pesado" o "un raro rechazo del biberón" (al tragar, el oído se mueve y duele), las dificultades para dormir o el llanto nocturno (el oído duele más al estar acostado, ya que la presión en su interior aumenta en posición horizontal) pueden ser consecuencias de la otitis media.

Los niños mayores suelen describirla expresando la sensación de tener "el oído tapado" o de "oír menos". Puede haber también síntomas de resfriado: mucosidad u obstrucción nasal, tos, ojos rojos y dolor de garganta. Sólo una tercera parte de los niños con otitis presentan también fiebre, y los lactantes y niños pequeños pueden tenerla más alta que los niños mayores.

Algunas veces, cuando la presión en el interior del oído es muy alta, se produce una ruptura en el tímpano (similar a lo que ocurre con los granos de pus) y el pus, la sangre y la mucosidad salen hacia el conducto auditivo externo, con lo cual verás que sale todo por la oreja. No debes confundir esta secreción con la secreción de cera, más espesa y de color ocre, y que sólo sale en forma líquida en raras ocasiones.

La ruptura del tímpano y la secreción que se produce no es motivo de preocupación ni alarma, a pesar de lo aparatoso que parezca. Al contrario, a veces esto acelerará la curación del proceso y el tímpano se cerrará otra vez por sí solo en 2 ó 3 días. El médico probablemente le indicará que vuelva a acudir a la consulta en 10-15 días para comprobar que después del tratamiento, ya está todo curado. Actualmente y con los nuevos antibióticos de que se dispone, es muy raro que las otitis repetidas lleguen a producir sorderas o problemas importantes de oído en los niños.

Síntomas de otitis media

Si al niño le describe un dolor de oído según lo mencionado, deberías llevarlo al médico. Si es muy pequeño y llora insistentemente, puedes probar a presionar ligeramente con el dedo en su oído. El aumento del llanto o la irritabilidad durante esta pequeña prueba pueden indicar otitis. También deberá acudir al pediatra si el niño tiene fiebre, vómitos, diarrea, un resfriado que no se cura o dolor de cabeza persistente. Pero debes saber que en ocasiones las otitis dan pocos síntomas y el médico puede descubrirlas al examinar sistemáticamente el oído del niño durante una revisión. Si tras 48 h de tratamiento el dolor no cede o el estado general no mejora, debes volver a hablar con el médico. 

Importante: deberías acudir inmediatamente a su consulta o a un servicio de urgencias si observa una tumefacción dolorosa por detrás del pabellón auricular que ocasiona que éste se incline hacia adelante.

Tratamiento

Hay muchos antibióticos que pueden utilizarse para tratar las infecciones del oído medio, y su pediatra escogerá el que le parezca más adecuado según cada caso. El tratamiento debe mantenerse entre 8 y 14 días, ya que aunque tras 2 ó 3 dosis el dolor y las molestias hayan desaparecido, la infección está todavía presente. Sigue siempre el tratamiento completo para evitar recaídas o recurrencias.

El paracetamol (GELOCATIL® o APIRETAL®) u otros analgésicos proporcionan un alivio temporal para los dolores de oído leves y puedes administrárselos al niño (el dolor intenso requerirá la prescripción médica de analgésicos más potentes). También se puede obtener un alivio del dolor con gotas que contienen anestésicos (a menudo asociados con antiinflamatorios y antibióticos), sin embargo éstas por sí solas no curarán la infección.

No sirve de nada poner gotas en oídos que están drenando mucosidad y pus después de haber reventado el tímpano. Pero si al niño le han colocado drenajes transtimpánicos, el médico puede indicarle sólo gotas óticas para el tratamiento.

Contagio

Las otitis no son contagiosas en sí mismas, pero los resfriados que a menudo las acompañan pueden ser transmitidos a otros niños. Por ello, no deberías llevar al niño a la escuela/guardería durante los primeros días de la otitis. Es mejor esperar a que los síntomas del resfriado disminuyan, el oído no duela, no tenga fiebre y ya se encuentre bien. Dado que tras una otitis puede quedar líquido (mucosidad) en el interior del oído medio durante semanas, es posible que el niño presente una pérdida de audición discreta y temporal aunque la infección se haya curado. Comunícalo en la escuela para que sus profesores le dejen sentarse en las primeras filas y le repitan aquello que no haya podido oír bien.

Prevención

La prevención de las otitis se centra en intentar evitar los resfriados de repetición (dejando de llevar al niño a la guardería durante algún tiempo, por ejemplo), en mantener una buena higiene nasal (sonar al niño con frecuencia si tiene mucosidad y hacerle irrigaciones nasales con suero fisiológico) y en evitar las situaciones que antes se han mencionado como perjudiciales (el humo de tabaco en casa, por ejemplo).

En realidad, no hay nada que prevenga eficazmente los resfriados causados por virus (ni "defensas", ni "vitaminas" ni ningún otro remedio casero), aunque sí podemos evitar que la mucosidad producida por éstos se sobre infecte por una bacteria y se produzca una otitis con pus. Para tratar de evitar las otitis crónicas o repetidas del niño, tu pediatra podrá recertarte una pequeña dosis de antibiótico diaria durante 1-2 meses que ayudará a que el oído no se contamine.

Esto no perjudica al niño en absoluto y ha demostrado ser una medida muy eficaz en algunos casos. En cambio, los antihistamínicos y muco líticos, son fármacos de eficacia muy discutida: los primeros sólo deberían utilizarse si se sospecha que hay una alergia o hipersensibilidad de las mucosas, que en cualquier caso deberá confirmar o descartar un profesional cualificado.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE ESTE TEMA:

1. ¿Qué puede hacerse para prevenir las otitis infantiles?

Se recomienda el lavado nasal con solución salina o suero fisiológico en todos los casos de catarro de vías altas, ya que ayuda a vaciar la mucosidad de las fosas nasales y previene la obstrucción de la Trompa de Eustaquio, que comunica la nariz con el oído medio.

También puede ser efectivo, en algunos casos con infecciones de repetición, retrasar el ingreso en la guardería al segundo o tercer año de vida. Individualmente el pediatra debe valorar la existencia de hipertrofia de vegetaciones adenoideas y consultar con el especialista en otorrinolaringología.

2. Mi hijo siempre tiene otitis y me han dicho que unas gotas de aceite templado alivian el dolor. ¿Es útil?

Nunca se debe administrar gotas de aceite en el interior del oído, especialmente si hay supuración, sin indicación médica.

3. Mi hijo estuvo ingresado por mastoiditis secundaria a partir de una otitis. ¿Cómo detectar en el futuro que hay complicaciones de este tipo?

La mastoiditis es una complicación infrecuente de las otitis medias. La infección se propaga a los tejidos cercanos a las estructuras del oído, en este caso en la apófisis mastoides del hueso temporal, provocando una osteítis, que debe tratarse con rapidez para evitar complicaciones intracraneales. Generalmente existe un enrojecimiento, abombamiento y dolor intenso en la zona posterior a la oreja. También el pabellón de la oreja aparece más despegado de lo habitual.

4. Me ha dicho una compañera de trabajo que si el oído ha supurado ya no hace falta tratar la otitis con antibióticos ¿Es cierto?

Habitualmente, cuando tiene lugar una perforación timpánica con supuración en el curso de una otitis media aguda, el dolor de oído disminuye de forma considerable, pero ello no indica que el proceso esté curado. Se recomienda el uso de antibióticos en la mayoría de otitis con supuración activa para evitar complicaciones crónicas.

5. Si mi niño tiene muchas otitis ¿puede ir a la piscina?

La mayoría de especialistas en otorrinolaringología no recomiendan los baños en piscinas con cloro si hay otitis de repetición. Algunos permiten la natación con tapones. No debe bañarse nunca sin protección en caso de perforación timpánica sin resolver.

6. ¿Cómo puede curarse sin antibiótico una otitis si es infección?

La otitis media aguda es la infección del oído medio causada por bacterias o virus que entran hasta el espacio aéreo del oído medio a partir de la garganta y nariz. En caso de infección por virus, los antibióticos son inefectivos. Incluso si alguna bacteria está implicada en la infección, el cúmulo de moco-pus puede resolverse drenando a través de de la Trompa de Eustaquio hacia la garganta, con la ayuda de lavados nasales y antiinflamatorios.

7. ¿Puedo saber si mi bebé tiene otitis apretándole los oídos y viendo si llora?

Si la otitis es externa, siempre existe dolor si se presiona el trago (que es la porción del oído externo más sensible si el conducto auditivo está inflamado). En caso de otitis media es más difícil de valorar este signo y es conveniente visualizar el tímpano, que aparece abombado y rojo cuando el pediatra lo observa con el otoscopio.

8. ¿Por qué mi hija es tan propensa a las otitis?

Casi la mitad de los niños padecen alguna infección de oído durante su primer año de vida. Muchos serán propensos a tener recurrencias, particularmente aquellos cuyos padres o hermanos hayan padecido el mismo problema durante la infancia. Las infecciones de oído son también 4 ó 5 veces más frecuentes en niños que acuden a guarderías desde muy pequeños, aquellos con problemas alérgicos y aquellos cuyos padres fuman en casa. Muchas infecciones de oído suelen acompañar a los resfriados de nariz y garganta o suceden después, por lo que son más frecuentes durante el invierno.

9. ¿Es peligroso que los oídos supuren?

Algunas veces, cuando la presión en el interior del oído es muy alta, se produce una ruptura en el tímpano (similar a lo que ocurre con los granos de pus) y el pus, la sangre y la mucosidad salen hacia el conducto auditivo externo, con lo cual verás salir todo por la oreja. No debes confundir esta secreción con la secreción de cera, más espesa y de color ocre, y que sólo sale en forma líquida en raras ocasiones.

La ruptura del tímpano y la secreción que se produce no es motivo de preocupación ni alarma, a pesar de lo aparatoso que parezca. Al contrario, a veces esto acelerará la curación del proceso y el tímpano se cerrará otra vez por sí solo en 2 ó 3 días. El médico probablemente te indicará que vuelva a acudir a la consulta en 10-15 días para comprobar que después del tratamiento, todo está ya curado. Actualmente y con los nuevos antibióticos de que se dispone, es muy raro que las otitis repetidas lleguen a producir sorderas o problemas importantes de oído en los niños, aunque un mínimo riesgo existe.

10. ¿Debo dar antibiótico enseguida cuando se queja de los oídos? Mi pediatra siempre me lo acaba dando.

Es mejor no automedicarse nunca. El uso inadecuado o a dosis insuficientes de los antibióticos puede conducir a resistencias de las bacterias causantes de la infección y hacer más difícil el tratamiento de la misma.

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